A muchos les ha encantado esa nueva idea que ha surgido para tomarse más cómodamente todas las selfies que uno desee, sin tener que sufrir torsiones extrañas en los brazos ni tampoco lidiar con que quien toma la foto no se mira; Disfrutan el invento y en su honor se toman selfies hasta más no poder, pero algo muy cierto es que “a César, lo que es del César”.

No sabemos en general en la vida, quién inventó muchas de las cosas que usamos a diario y nos sirven mucho; no sabemos quién inventó el teléfono, el cemento, la pasta dental y otro sinfín de cosas, no te diremos todo eso, pero si te diremos quién inventó el monopod.

Alan Cleaver

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Este hombre es un familiar del creador del palo selfie, que hasta ahora se desconocía en realidad su creación sin deseo de que fuera un artículo comercial. Alan se dio cuenta de que su abuelo había creado la idea inicial de tal innovador accesorio cuando vio entre las fotos de la familia una en la que su abuelo aparece con su esposa, recién casados y al centro de la imagen se ve un largo palo.

Hablamos de una fotografía de 1925, casi un centenar de años en los que el palo selfie ha existido ya, cuando lo usó por primera vez registrada, el señor Arnold Hogg, el abuelo de Alan.

Arnold Hogg

El señor Arnold fue un reconocido artista, se dedicaba más que todo a las cuestiones que tuviesen que ver con entretenimiento; de hecho era pianista en un cine, si, en un cine. Ahora nos preguntamos qué hacía en el cine, pero parece que olvidamos el año mencionado. El señor Hogg era pianista animador de películas en blanco y negro que no contenían letra alguna.

Este esforzado hombre y empírico inventor, perdió su empleo como pianista cuando la tecnología permitió agregar audio a las cintas cinematográficas. De haber patentado dicho invento, seguramente ahora tendría muchísimo dinero, pero su nieto dice que él no habría hecho mucho pleito al respecto, porque era un buen hombre y desinteresado.